A veces, las mujeres como yo, con cierta confianza y seguridad en sí mismas, con algún complejo de superioridad y con un ego que en algunas ocasiones parece dispararse hasta el cielo, no medimos las consecuencias de nuestros actos, de nuestras palabras, de nuestro comportamiento y de las marcas que dejamos impregnadas de nosotros, en otras personas que no hicieron nada más, que intentar querernos.
Suele pasar, que tendemos a probar los límites de las personas y jugar en ellos, como si sintiéramos que sólo así, y habiendo superado ello, una persona es digna de nuestro amor. Y en ese juego, en el cual solo nos dedicamos a tensar la cuerda, ésta obviamente se rompe y es entonces, cuando nos sentimos mal queridas y humilladas y le echamos la culpa a ese ser que tal vez lo único que hizo, fue reaccionar y demostrar que no es un esclavo de nuestra voluntad y claro, personas como nosotras, caprichosas, engreídas y egocéntricas, solo podemos entender esa falta de sometimiento como un desplante a nuestro cariño. Sí, sin duda estamos locas.
Pero no todo es culpa nuestra, es cuestión de escarbar en nuestro pasado amoroso y sí, ahí lo encontraremos a él, a ese ser que aunque para ti es el único que te amó de verdad, a estas alturas parece ser el que mas daño te hizo, pues a tus veintitantos años, no puedes tener una relación donde no medie el drama y donde sometimiento no sea igual a amor verdadero y donde chico con carácter no te signifique desgraciado que no te quiere. Y me incluyo en ésto y déjenme decirles que, qué difícil que la tenemos carajo, pero ok, vamos por partes.
Tengo una historia al respecto, o dos. En mi pasado, uno lejano y otro no tan lejano, conocí a dos personas, que son las únicas personas que a la fecha yo puedo decir que jamás se han portado mal conmigo en ningún sentido, pero ok, yo me porté mal con ellos, en todos. Y sí, cuando era una colegial, tuve un novio del que sin estar muy enamorada hice y deshice como quise y el cual se sometió a mi exclusiva voluntad durante casi dos años. Para mi mala suerte, éste chico fue mi primer noviecillo en serio y él hacía lo que yo quería, a la hora que a mi se me diera la gana y como a mi se me antojara, éste sujeto no recibía sugerencias ni solicitudes, sino órdenes, cuando me di cuenta que lo tenía sometido, me volví una pequeña tirana y obvio, como a nadie le gusta estar con un títere, terminé dejándolo con el amor a flor de piel (aunque sinceramente a éstas alturas sospecho que más allá de amor era algo enfermizo) y como no, con el corazón partido en 100.
Cuando después de él, tuve la oportunidad de conocer a la persona que hasta el día de hoy considero, ha sido el amor de vida (nótese "hasta el día de hoy", porque aun tengo 27 años y eso puede cambiar), simplemente no pude ser feliz. Por qué? Porque estaba acostumbrada a tener un esclavo y no a un enamorado y no pude manejar que no se hiciera siempre lo que yo quería, no pude manejar que no corriera detrás de mi cada vez que hacía una escena con o sin razón y claro, a eso hay que sumarle otros factores que no colaboraron en la relación, pero finalmente, pese a todo el amor que yo sentí, terminé por sentirme mal querida, insatisfecha y no valorada y solo ahora, después de muchos años, puedo ver que claro que era valorada y amada, pero eso ahora, es solo el pasado.
Luego de eso, conocí a alguien más, que al estilo del primer chico del que hablé, se perfilaba como un chico noble, y bueno. Claro que éste chico era muchísimo más lindo y además tenías unos ojos hermosos que me encantaban. Así que me enamoré de él, al principio todo bien, éste nuevo chico avanzaba en cámara lenta y eso hacía que yo quiera conocerlo más y descubrir más cosas, pero luego, cuando cogí confianza y noté que ya lo tenía, opté por probar sus límites, y aguantó todo, cada uno de mis berrinches, de mis caprichos, de mis engreimientos, de mis arrebatos sin sentido, de mis palabras hirientes, de mis ataques de histeria, de mi ira, sin decir nada, sin quejarse, como un buen soldado y entonces, hice lo que suelo hacer cuando pasan éste tipo de cosas: baile marinera sobre su cabeza y muy a mi estilo sádico, lo herí en lo más profundo, por mi inmadurez, por creer que si me quieren tienen que aceptarme como soy y como no, por él haberme permitido tanta malcriadez sin ponerme un freno ... y así, una vez más, me fui, porque sin duda, no me gustan los títeres, lo repito, y preferí buscar alguien capaz de ponerme en mi lugar, algún día.
Lamentablemente, cuando has tenido a tu lado a un hombre que te ha dado amor sin límites y de manera desmedida cuando es claro que no te lo debió dar, crees que amar es así, que entonces el que venga, tiene que quererte igual, sino, no te quiere bien y es ahí cuando digo que a veces estos amores, más nos hacen un daño que un bien, porque no nos preparan para el mundo real y nos dejan viviendo dentro de una burbuja que ellos crearon para nosotros. Y así me pasó, cuando al fin me estaba volviendo a enamorar y después de mucho tiempo, estaba encontrando cierta estabilidad en mi vida, lo perdí todo, por no saber querer y no saber cómo hacer que me quieran.

Atte,
Lunática a mil