Sí, todas(os) tenemos una amiga con complejo de mártir, que le encanta la obra social, que tiene a su vez complejo de psicóloga y pretende modificar la personalidad estúpida y conflictiva de esa colección de perros sin correa con los que se mete y que además, se las pega de salvadora del mundo y sus miserias (en este caso la miseria no es otra que su novio).
Sí, esa amiga que cada domingo nos despierta hecha un mar de lágrimas con la llamada madrugadora (en realidad nos impide dormir cuando estamos llegando a nuestra cama), contándonos por vez N° 546,272,733, que el patán que tiene por enamorado le ha hecho tal o cual cosa, o lo que es peor, te llama por teléfono cuando estás en plena juerga y a mitad del mejor gileo de la noche que dejas de lado para salir de la discoteca - ya que en el baño o terraza aun hay mucha bulla- para decirle que se calme, que no llore, que ella es linda, que puede estar con quien quiera y todas esas frases trilladas que nos salen de forma automática cada vez que el número de Rossanita se asoma en la pantalla de nuestro smartphone.
Y es que ésta es la amiga que en todos tus cumples, desde hace 5 años, llega con fulanito, se la pase pegada a su cuello como pegamostro y se despide de ti a las 2 am como máximo, con los ojos llenos de lágrimas y mirada de culpa, excusando su huida en que fulanito tiene que despertarse temprano, cuando en realidad se va porque tiene un repertorio de súplicas y disculpas que brindarle al desequilibrado de su novio que se ha enojado y pretende terminar con ella, porque Pepito se atrevió a mirarla y ella no dijo nada...
Y es así como llega la gran interrogante a nosotras, las amigas, que fungimos de gurú o sensei, las auto proclamadas guía espiritual de todas ellas que tienen un novio que en lugar de sumarles, les restan, que en lugar de hacerlas sonreír, las hacen llorar y, que lejos de hacerlas sentir las más lindas y más valiosas, las hacen sentir cualquier cosa menos que un ser humano... es entonces cuando llega el momento de citar a tu amiga, darle una caja de chocolates y dedicarle un contundente: rossanita, tu enamorado es un reverendo imbécil!
Claro, no es tan sencillo como suena, debido a que tenemos muchos factores en contra 1) Rossanita no solo está enamorada de fulanito, sino que esta obsesivamente idiotizada por él 2) Ella no es consciente de su desdicha, a pesar de que se la pasa llorando 16 horas al día (las otra 8 se las pasa durmiendo), está convencida de que su historia de amor (sufrimiento) es de novela, 3) Considera a fulanito el último ser humano con órgano reproductor masculino en la tierra y 4) su autoestima está tan destruida por ese intento de macho cazador-recolector, que cree que el mundo entero está en su contra y todos quieren verla infeliz lejos de él.
Sí, es complicado lidiar con amigas que pasan por esta etapa -casi permanente- de estolidez mental, porque aunque una se proponga sacarla de ese estado en el que desgraciadamente ha caído, estamos propensas a ganarnos su resentimiento y su desconfianza y todo por qué?, por atacar a fulanito y decirle la realidad de su naturaleza primate.
Así que paciencia y buen humor, pero sobretodo mucho pero mucho tino, no nos desgastemos recitándole a Rossanita los defectos y taras de su novio, porque NO SEREMOS ESCUCHADAS, por el contrario esforcémonos en reforzar su autoestima, recordándole cada vez que podamos, lo valiosa que es, lo linda que se ve con tal o cual vestido, lo bien que le queda esa peinado y como es que llama tanto la atención a todos los lugares a los que entra. La vida, su propio juicio y la esforzada patanería de su enamorado, harán lo suyo para que un día despierte a la realidad y obvio, debemos estar muy cerca para el proceso que le sigue, las lágrimas que se le vienen, para proporcionarle todos los tisú y puchos que sean necesarios y para tomarla de la mano y ayudarle a levantarse, una vez más...
Atte,
Lúnatica a mil
Y es que ésta es la amiga que en todos tus cumples, desde hace 5 años, llega con fulanito, se la pase pegada a su cuello como pegamostro y se despide de ti a las 2 am como máximo, con los ojos llenos de lágrimas y mirada de culpa, excusando su huida en que fulanito tiene que despertarse temprano, cuando en realidad se va porque tiene un repertorio de súplicas y disculpas que brindarle al desequilibrado de su novio que se ha enojado y pretende terminar con ella, porque Pepito se atrevió a mirarla y ella no dijo nada...
Y es así como llega la gran interrogante a nosotras, las amigas, que fungimos de gurú o sensei, las auto proclamadas guía espiritual de todas ellas que tienen un novio que en lugar de sumarles, les restan, que en lugar de hacerlas sonreír, las hacen llorar y, que lejos de hacerlas sentir las más lindas y más valiosas, las hacen sentir cualquier cosa menos que un ser humano... es entonces cuando llega el momento de citar a tu amiga, darle una caja de chocolates y dedicarle un contundente: rossanita, tu enamorado es un reverendo imbécil!
Claro, no es tan sencillo como suena, debido a que tenemos muchos factores en contra 1) Rossanita no solo está enamorada de fulanito, sino que esta obsesivamente idiotizada por él 2) Ella no es consciente de su desdicha, a pesar de que se la pasa llorando 16 horas al día (las otra 8 se las pasa durmiendo), está convencida de que su historia de amor (sufrimiento) es de novela, 3) Considera a fulanito el último ser humano con órgano reproductor masculino en la tierra y 4) su autoestima está tan destruida por ese intento de macho cazador-recolector, que cree que el mundo entero está en su contra y todos quieren verla infeliz lejos de él.
Sí, es complicado lidiar con amigas que pasan por esta etapa -casi permanente- de estolidez mental, porque aunque una se proponga sacarla de ese estado en el que desgraciadamente ha caído, estamos propensas a ganarnos su resentimiento y su desconfianza y todo por qué?, por atacar a fulanito y decirle la realidad de su naturaleza primate.
Así que paciencia y buen humor, pero sobretodo mucho pero mucho tino, no nos desgastemos recitándole a Rossanita los defectos y taras de su novio, porque NO SEREMOS ESCUCHADAS, por el contrario esforcémonos en reforzar su autoestima, recordándole cada vez que podamos, lo valiosa que es, lo linda que se ve con tal o cual vestido, lo bien que le queda esa peinado y como es que llama tanto la atención a todos los lugares a los que entra. La vida, su propio juicio y la esforzada patanería de su enamorado, harán lo suyo para que un día despierte a la realidad y obvio, debemos estar muy cerca para el proceso que le sigue, las lágrimas que se le vienen, para proporcionarle todos los tisú y puchos que sean necesarios y para tomarla de la mano y ayudarle a levantarse, una vez más...
Atte,
Lúnatica a mil
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