
Sinceramente, yo no creo que lo sea. Tengo 27 años, algunas experiencias buenas, otras bastante malas y déjenme decirles que han sido éstas últimas, las cuales me han hecho sentir cómo ese músculo ubicado en la parte izquierda de mi caja toráxica se ha partido en una, en dos y hasta en mil pedazos, en más de una oportunidad. Así que yo puedo dar fe señores que vaya que SÍ SE TE ROMPE EL CORAZÓN Y QUE SOY UNA SOBREVIVIENTE, o al menos, se siente como si se te quebrara de verdad. Imagino que he ahí la fuente de la frase.
Siendo un nuevo año y el inicio de muchas nuevas cosas en mi vida, decidí dejar atrás todo aquello que consideraba nocivo para mi, llámese trago, puchos, juerga y como no, aquel infeliz que me hacía el corazón tricitas cada vez que podía. Así que opté por una nueva yo y eso, acarreaba dejarme de todo tipo de tonterías, lo que significaba involucrarme como es debido en lo que me tenga que involucrar; no más medias tintas, o es o no es. Y bueno, como dicen que las cosas pasan cuando suceden, que un clavo saca otro clavo y no se que tonterías más, apareció. No podemos negar que ese dicho de "gallina que come huevo..." tiene mucho de cierto, así, que como era de esperarse, no tome nada en serio lo que se me presentó en la vida, de primer momento.
Parecía un buen chico cuando hice amistad con él, me parecía atractivo, algo inteligente, bastante sencillo, bonachón y bueno, tenía un gran defecto, tenía enamorada. Aunque eso lo podíamos arreglar en dos patadas y no es que me alucine la mamacita pero no se por qué tenía un presentimiento al respecto. Pero no me interesaba, lo veía muy chiquito para mi, muy tiernito, nada para ir más allá de un coqueteo inocente y tal vez algo más. Pero como soy especialista en que se me vayan las cosas de las manos, nuestra "amistad" se fue intensificando. Me gustaba pasar tiempo con él, cada vez quería pasar más rato y ya me empezaba a estorbar un poco los tiempos que me robaba su chica de ese momento.
Debo aclarar que yo no planeé nada, las cosas se dieron solas, tal vez porque ambos dejamos que fluyan. Un día nos besamos, y desde ese entonces, no dejamos de hacerlo, como era de esperarse, la relación con su chica se acabó; no sé si por mi, no sé si fui un factor determinante o no, pero lo cierto es que le lastimamos el corazón a una inocente, que no se lo esperó, que no se lo vio venir y que sufrió a costa de mi nueva ilusión; tal vez, el karma es lo que me está pasando factura una vez más, ahora que me encuentro así.
Cuando las cosas empezaron a ir más en serio entre nosotros, yo sentía algunas dudas, de mi lado, porque aún tenía sentimientos por el bastardo del 2013 que no me dejaban de doler del todo y aunque estaba empezando a querer mucho a éste nuevo chico, tenía que estar totalmente liberada de lo otro para poder aventurarme por completo en esta nueva especie de relación que parecía estaba empezando y por el lado de él, porque me generaba mucha desconfianza la forma en que había terminado su relación y como se había involucrado tan rápido conmigo, me parecía todo muy veloz, quería muchas cosas en muy poco tiempo y eso me asustaba un poco. Así que mientras me adecuaba, curaba mis heridas y superaba mis traumas, le pedí tiempo, paciencia y comprensión; y a mi modo,a mi muy particular modo, puse un freno cuyas consecuencias no medí, y que al parecer no solo no entendió, sino que sin querer, lastimó su corazón, sin proponérmelo, por no saber usar las palabras correctas, por creer que todos deben de entender lo que digo o lo que quiero decir entre líneas, por creer que todas las personas tienen que resistir mis palabras de igual manera o reaccionar como yo espero que lo hagan. Es curioso, porque cuando dije lo que dije, juro que nunca quise que pasen las cosas que están pasando ahora, todo lo contrario.
Las cosas por supuesto siguieron, él se comportaba lindo conmigo, yo fui confiando de a pocos en él, fui bajando la guardia y sintiendo algunas cosas que al principio no sentía, creo que ese es el inicio de todo y una serie de cosas maravillosas que todos podemos llegar a sentir por alguien; pero no sé, como toda chica y su sexto sentido, algo no marchaba bien. Ahora que me sentía involucrada en ésto que el y yo teníamos, ya no lo sentía a él tan conectado. A veces, hasta sentía que se aburría de pasar tanto tiempo conmigo, cuando hasta hacía unas semanas, no quería despegarse de mi. Todo eso me lastimaba e incrementaba mis inseguridades. Los que me conocen saben que no soy ni la mas inteligente para reaccionar y que precisamente mi lado racional no es el que se activa ante situaciones en las cuales me siento insegura. Entonces pasó lo inevitable, peleas, reclamos, insinuaciones tontas, indirectas de celos y lo peor, el más patético papel de víctima que me ha tocado protagonizar en la historia.
Pero todo esto era pura actuación, hasta que me enfrenté a algo que no esperaba y que ahora yo no me había visto venir: ese chico bueno, que había querido todo conmigo al principio que hasta me había dicho que estaba enamorado, que en más de una oportunidad me había preguntado "que somos", ya no sabía que quería conmigo, ya no sabía si quería estar o no, es más, sabía que en ese momento no quería, ya no se sentía tan enamorado de mi y prefería ser patas y ver que pasaba. Ahora era él quien quería ir con calma y que fluya solo.
Esta demás decir que mi corazón se volvió a romper, de un día para otro, de la forma mas sencilla, el día menos pensado, con una simple pregunta y ante una respuesta jamás esperada. Es curioso como la vida te puede seguir dando lecciones tan duras cuando piensas que ya no se puede ensañar más contigo. Una vez más, el cielo me volvió a escupir en la cara y me dijo, no te sientas segura de nada, que el control no lo tienes tú; y yo casi ya me estaba olvidando de eso. No sé si me lo merecía, no sé si yo me lo busqué, no sé si es justo o no, solo sé que así sucedió. Tal vez no era el indicado y pasó antes de que siente más cosas. No doy nada por sentado.
Atte.
Lunática a mil
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