lunes, 16 de mayo de 2016

Dentro de mi

Era la tarde, había regresado de almorzar un día de oficina cualquiera, cuando lo supe. Las dos rayitas moradas aparecieron de inmediato y entonces mi mundo se detuvo, todo se quedó en silencio y mi corazón latía a ritmos que nunca antes había latido. Pasé del miedo a la desesperación, no sabía qué hacer, no estaba segura de lo que sentía. Apelé a mi última esperanza de una prueba de sangre, esperando que sea un error y otra parte de mi, queriendo que sea cierto.

Las horas que siguieron no había necesidad de esperar los resultados, yo, ya lo sabía. Creo que lo supe desde hacía algunas semanas; mi cuerpo me lo dijo, pero el miedo y la incertidumbre de todo, hizo que deje pasar el tiempo esperando, esperando no sé qué.

Llegó el esperado mail, no sabía como leerlo, así que lo leyó alguien más por mi. Era claro, tenía algo o alguien dentro de mi y no sabía qué sentir. El shock hizo lo suyo, mi cabeza no quería creerlo, pero mi corazón temblaba.

Llegó el momento de decírselo al coautor y esperar su respuesta, que era lo que más temía desde que las sospechas aparecieron. Todo a partir de ese momento, comenzó a ser en blanco y negro para mi. Perdóname por eso.

Las horas que siguieron fueron de mucho dolor y soledad, él no te quería, o mejor dicho, no nos quería. Recuerdo como una película borrosa aquella noche frente al acantilado, escuchando una serie de razones por las que tu inesperada existencia era una fatalidad. Me dejé llevar por la tristeza, por el desamor, por la sensación de una vez más haber querido con todas mis fuerzas y nunca haber sido correspondida, por aquella sensación de haber tropezado otra vez más con la misma piedra y por haber tenido que tenerte dentro de mi, para haber tomado conciencia de ello. Esa noche no pude dormir, mi mente se puso en blanco y olvidé que te llevaba en mis entrañas, para al fin dejarme llevar por el sueño.

El día que siguió fue muy oscuro, no podía sostenerme en pie por el dolor, por la desolación; una vida debería causar tanta tristeza? Acaso vida no era sinónimo de felicidad? Acaso una vida no debía ser una bendición? Yo no sentía nada de eso, quería dormir y despertar de esa pesadilla. Tenía que tomar una decisión y no tenía el valor para hacerlo. Por favor que alguien decida por mi y me diga que era lo que tenía que hacer. Los consejos de una y otra postura, no ayudaban, solo me confundieron más.

Las llamadas y mensajes del involucrado insistiendo en que no siga, en que debía sacarte de mi cuerpo, mis miedos de enfrentar esto sola, la incertidumbre de si iba a estar a la altura para darte lo que siempre soñé, me llevaron casi sin darme cuenta a aquél consultorio; y entonces te vi, te vimos, eras casi imperceptible dentro de algo que el médico llamaba saco, tenías solo el tamaño de una lenteja. La visión fue borrosa, pero fue suficiente para internalizar al fin que tenía algo dentro de mi cuerpo, que iba a crecer o que iba a desaparecer, según lo que decida.

Así que decidí, de la manera más cobarde, decidí con el egoísmo a flor de piel, decidí avergonzada, decidí con el corazón partido en dos. Decidí que serías una angelito que no llegaría a conocer el mundo a través de mi. No tienes una idea como debo cargar día a día con ello. Perdón donde quiera que estés.

Quiero que sepas que siempre sentí que te llevaba dentro, pero tenía mucho miedo como para querer tener la certeza; que ese tiempo que te sospechaba dentro, imaginé muchas cosas juntos, imaginé un final diferente, contigo creciendo y siendo amado y esperado por dos personas desde aquí afuera; pero el destino tenía planes distintos y mis sueños, solo eran eso. Cuando realmente supe que te llevaba en mi, quise pasar un día más juntos, aún cuando ya había decidido que seas un ángel.

Quiero que sepas que ese día negro, fui a ese lugar tenebroso, con un profundo dolor en mi corazón; y que cuando decidí que no te podía llevar más conmigo, fue pensando en que merecías mejores condiciones de las que yo podía darte en la situación en la que me vi.

Perdón por no haber sido capaz de despertar amor verdadero en el que iba a ser tu padre, perdón porque tal vez fue por culpa mía que no te haya querido, perdón por no tener la fuerza para seguir sola en este camino; perdón por haber perdonado a quien me empujó a hacer lo que hice; perdón por haberlo seguido amando aún después de habernos manifestado abiertamente que lo haríamos infeliz; perdón por no haber tenido el valor de tenerte y perdón por no haber tenido el valor de alejarme, cuando ya no te tenía.

Debo confesar que me sentí aliviada, pero no por ello, menos triste. El alivio fue porque yo no era capaz de construir el mundo que vi en mis sueños, te esperaban a mi lado días llenos de llanto, dolor y soledad, no era justo que una cosita tan pequeña y frágil como tú, pase por ello.

Hoy, después de algunas semanas, volví a decidir, porque te lo debo y porque me lo debo a mi. Elegí ser feliz, lejos de quien no quiso construir un mundo nuevo a mi lado, a nuestro lado, aunque ya no te tenga. Rezo cada día para que tu almita del tamaño de una lenteja, haya volado y se haya posado en otro vientre que tenga la fortaleza que a mi me faltó y de ser posible, que sea donde papá y mamá te amen en cuanto sepan de que ahora son tres, y rezo, porque no vuelvas a pasar por lo que pasaste esos últimos días que fuiste parte de mi. Lamento que hayas tenido que oír todas esas duras palabras, jamás imaginé que sería de esa manera.

Necesitaba escribir todo lo que siento y lo que sentí, porque no tengo fuerza ni cara para hablarlo con alguien más, la vergüenza que siento es tanta, que debo callar mi tristeza y porque la única persona con la que podía hablarlo, ha decidido que no quiere oír más de ti, quizá porque así le sea más fácil superar lo que hicimos.


Después de estas lineas, espero poder estar lista para perdonarme a mi misma, aunque cada noche antes de dormir, recuerde esas dos rayitas moradas diciéndome que alguna vez estuviste dentro de mi.


Perdón otra vez,

Ate,

Tu mamá (aunque la palabra, me haya quedado grande)